“Más que construir un mundo en el que todos podamos vivir bien
debemos dejar de construir uno en el que será imposible vivir" (Skinner B.F.).
Es preciso reflexionar sobre las características que tiene nuestra sociedad en los inicios del presente siglo. Sin duda los cambios rápidos y radicales seguirán siendo un factor importante a considerar para cualquier pronóstico que se intente hacer. El aumento en la velocidad de las comunicaciones favorecerá la globalización y nos encontraremos cada vez más inmersos en una nueva concepción del mundo, donde los hechos que pasen en cualquier lugar, por más lejano que esté, tendrán alguna repercusión en nuestras vidas.
La humanidad evolucionará y se adaptará como lo ha hecho a lo largo de la historia. Nuestra creatividad e inteligencia encontrarán solución a los problemas que ahora se nos presentan y a los que se generen en el futuro.
La población mundial será cada vez más urbana, la tendencia de la población mundial de concentrarse en zonas urbanas dificultará aún más la satisfacción de las necesidades básicas de la población y el ejercicio de la seguridad pública. La delincuencia muestra tendencia a incrementares en todo el mundo, con ciertas características preocupantes como pueden ser el aumento de la violencia innecesaria, la deshumanización del victimario y la canalización del desahogo de las frustraciones hacia la víctima, en ocasiones llegando a crímenes con tintes de sadismo.
Las grandes ciudades han dejado de ser sinónimo de desarrollo y países como México cuentan con ciudades gigantescas, con todos los problemas que este hecho implica. Sin embargo, la inseguridad no es exclusiva de nuestro país, ni siquiera de los países en vías de desarrollo, sino que se trata de un fenómeno mundial que afecta incluso a los países del llamado primer mundo.
Hasta ahora las medidas que se han tomado al respecto, están encaminadas a tratar de enfrentar el problema y no a prevenirlo o solucionarlo.
La prevención del delito y de la delincuencia requiere de modificaciones culturales en toda la comunidad, empezando desde nuestra propia familia y con una importante participación de todas nuestras instituciones educativas.

La farmacodependencia, la deserción escolar, las riñas callejeras y la violencia doméstica, que tanto han aumentado en los últimos años, son evitables si tomamos conciencia de los problemas y contribuimos a solucionarlos. No basta con desear un mundo mejor, hay que actuar para lograrlo. Nuestra participación y compromiso son indispensables para lograr un cambio social favorable. Debemos detener la violencia y la inseguridad en que vivimos para evitar que sean factores que definan el perfil mundial de este siglo.
Para nadie es deseable ser víctima de algún delito y mucho menos que el próximo delincuente salga de nuestros propios hogares.
Las próximas generaciones merecen un mundo mejor; debemos trabajar juntos para lograrlo. Tengamos presente que:
"La seguridad es tarea de todos".
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